domingo, 8 de noviembre de 2009

RUMIANDO



“No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.”

KARL MARX

“Tenemos que estudiar y estudiar fuerte, para nosotros no hay eso que la vista me duele, que no me entra la lectura, que se me cansa, que no hay espejuelos, que tengo muchas guardias, que los niños no me dejan dormir, todas esas cosas que andan por ahí, bueno, hay que estudiar de todas formas.”

ERNESTO GUEVARA


“Acentuó la subversión marxista su accionar, los grupos subversivos pretenden crear una zona dominada en una de las provincias más queridas por los argentinos, Tucumán. Se ocultan en montes y montañas pero el ejército argentino es llamado actuar y en forma contundente aplasto esa pretensión”

FRAGMENTO EXTRAÍDO DEL DOCUMENTAL PROPAGANDÍSTICO DE LA ULTIMA DICTADURA MILITAR “GANAMOS LA PAZ” ; 1977



Norberto Aníbal Napolitano, más conocido como “Pappo” o “El Carpo”, en una entrevista que dio una vez para la televisión dijo que lo que más le interesaba de la guitarra era que las combinaciones de notas eran infinitas. Estamos en condiciones de trazar un paralelo entre esto que dijo el querido Pappo y lo que vamos a tratar de escribir con respecto a las ideas que la filosofía política nos fue dejando a través de la historia, es decir, dedicarnos de lleno a la cuestión del pensamiento dialéctico y sus combinaciones de carácter infinito.

El abuso.

Hace cuestión de días en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, se inauguró un complejo compuesto por casino, hotel y bares de gran fastuosidad y ostentación. Por lo que se pudo ir observando en el transcurso de su construcción, no se ahorro en gastos ni derroche: una construcción realmente faraónica que ya está siendo promocionada en la mayoría de los grandes centros urbanos. Realmente obnubila a todos aquellos que pasen por delante de semejante construcción; seguramente más todavía a los vecinos de la opípara obra, es decir, los habitantes de la villa “La Granada”, que han sido literalmente barridos de la zona, en total unas 130 familias fueron cambiadas de lugar por el gobierno local comandado por el señor Miguel Lifschitz quien pertenece, fíjense que gran paradoja, a un partido que lleva el nombre de “Socialista”.
Esta es la naturaleza del sistema actual en el que nos encontramos envueltos la inmoralidad, la falsedad, lo increíble.
Este breve relato de un hecho concreto de la actualidad más reciente será deliberadamente utilizado como pretexto para viajar sin escalas al año 1512, y toparnos con un muchacho que paso a la historia por su valor y decisión, Martín Lutero. Lo que este estudiante de leyes devenido en doctor en teología le planteo en su momento a quienes poseían el poder sobre la vida de las personas va a diferir en formas, pero casi no en contenido a lo que aquí pretendemos expresar: si prestamos atención el poder se recibía según la Iglesia por el origen divino, el Papa era el representante de Dios en la Tierra; indiscutible e irrevocable era su mandato, dando como resultado una ecuación más que simple: “o estás conmigo o te mato”. Nuestro amigo alemán les dirá, sin ningún tipo de recato: “ustedes son iguales a nosotros, e inclusive deben estar al servicio nuestro; su poder no es omnipresente y, por si fuera poco, no hacen ni dicen nada de lo que está escrito en la Biblia.” ¿Acaso con la Constitución en la mano no podría hacer este mismo planteo alguno de los vecinos de “La Granada” al intendente de Rosario?

La mentira.

¿Que haría “la mente más brillante del mundo antiguo”, como llamó Karl Marx al estagirita Aristóteles, si por alguna cuestión científica volviera a la vida y se encontrara en Latinoamérica con esta “democracia”? Quisiera recomendar, en este sentido, la lectura de uno de los últimos textos de Atilio Borón titulado “Aristóteles en Macondo. Política”; es un texto que ante todo impresiona; el autor trabaja conceptos de gran importancia para todo lo que será la historia moderna con muchísima agudeza, a saber: el ciudadano, la mercancía, el valor, el monopolio, la especialización, la crematística, el concepto de Acción-Potencia, la división del mundo Supra lunar y Sublunar e innumerable variedad de cuestiones vitales mas. De las cuales se podrían decir incasable cantidad de cosas, solo por cuestiones de espacio nos remitiremos a una definición que el propio Aristóteles da en el libro tercero, capitulo 8, párrafo segundo que dice lo siguiente: “Hay oligarquía cuando dominan el régimen político los poseedores de grandes fortunas, y, por el contrario, democracia cuando lo dominan las que no poseen un gran capital, sino que son pobres” ; y en el siguiente párrafo del mismo capítulo agrega “Pero lo que diferencia a la democracia y a la oligarquía entre sí es la pobreza y la riqueza. Así que necesariamente, cuando gobiernan en virtud de la riqueza los menos o los mas, se trata de una oligarquía, y cuando mandan los pobres, una democracia”.Es oportuno aclarar que las definiciones del autor son mucho más extensas y complejas con respecto a la aristocracia, la república y la monarquía, pero por el momento, la cita hecha nos servirá para expresar nuestra posición al estado actual de la democracia.
44.036.711 Millones de pesos es el patrimonio neto del matrimonio Kirchner a diciembre de 2008, según datos presentados por la presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, a la oficina anticorrupción en julio de 2009. Ante esto, la pregunta que nos toca hacernos es ¿porque debemos delegar la maravillosa facultad que tenemos los ciudadanos de involucrarnos en la política a parásitos abstraídos de lo concreto que no hacen más que enriquecerse con el trabajo ajeno?; he aquí el desafió.

La construcción.

Con la secularización del poder político del eclesiástico llevada adelante por el antes mencionado Lutero y rematada con el célebre texto de Nicolás Maquiavelo, “El Príncipe”, en el cual, dado su carácter de análisis concreto del poder político es considerado el primer pensador de la era moderna, podemos hablar de un quiebre. Me gustaría decir que este texto fue el que me llevó a escribir estas palabras, porque me hizo comprender la importancia cardinal de la lectura crítica de todos los textos sin distinción ideológica, dado, que sin tapujos podemos expresar que nuestro fin es revisar extensivamente la historia del pensamiento político para lograr la construcción del –permítaseme la “non sancta” expresión- “marxismo de Marx”, considerando que no sólo es necesario conocer su producción teórica comenzando desde el estudio particular de su pensamiento, si no también conocer y no solo vagamente a sus antecesores ¿Qué es lo que queremos decir con esto? Simple: de cada texto podemos extraer ideas notorias para la (re)construcción de la subjetividad socialista, si la lectura está enmarcada dentro del materialismo histórico-dialéctico.
Por ejemplo, en este caso en el cual hablamos del florentino, no podemos decir que de su “panfleto” nos cautiven grandes cantidades de ideas y conceptos, pero si, podemos ver dos cuestiones que nos sirven a nuestra formación y mucho. Una se encuentra en la página 47 del capítulo séptimo, en la edición de Alianza Editorial, de “El Príncipe”, que dice lo siguiente: “Un hombre prudente debe discurrir siempre por las vías trazadas por los grandes hombres e imitar a aquellos que han sobresalido extraordinariamente por encima de los demás, con el fin de que, aunque no se alcance su virtud, algo nos quede sin embargo de su aroma.”; claro, ¿cómo iba a imaginar Don Nicolás que este consejo que él daba a los príncipes generaría a quien aquí suscribe una intempestiva reflexión, dirigida a apuntalar la ineludible pulsión por retomar la lucha que en tiempos no muy remotos llevaran a cabo obreros, estudiantes e intelectuales?
La segunda idea que tomamos se encuentra en la página 49 del mismo capítulo y dice lo siguiente: “A este respecto se debe tener en cuenta hasta que punto no hay cosa más difícil de tratar, ni más dudosa de conseguir, ni más peligrosa de conducir, que hacerse promotor de la implantación de nuevas instituciones. La causa de tamaña dificultad reside en que el promotor tiene por enemigos a todos aquellos que sacaban provecho del viejo orden”. Esta es una idea que no debemos pasar por alto jamás quienes abogamos por la construcción de un nuevo poder; podríamos decir incluso que esta idea de Maquiavelo es un embrión del futuro concepto de subsunción. Queda clara entonces nuestra posición con respecto al estudio.


Fantasía y Realidad, la utopía liberal.

“La única verdad es la realidad”, gustaba decir Perón, parafraseando a Aristóteles. Pues bien, ¿qué pasa si la realidad en la que vivimos está basada en la construcción teórica de una utopía reaccionaria, inhumana y nacida de un mito? La respuesta es simple y compleja a la vez, porque los frutos de esta teoría y esta forma de vivir iniciada a finales del siglo 17 y principios del 18 están acá a la vuelta, en el muchacho que está durmiendo en la vereda debajo de la lluvia. Pero no nos detengamos, vayamos a la fuente y dejémosle la palabra al inglés John Locke, quien en su “Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil” (Alianza Editorial) nos dice ya en la tercera página de su primer capítulo lo siguiente: “El poder político es el derecho de dictar leyes bajo pena de muerte y, en consecuencia, de dictar también otras bajo penas menos graves, a fin de regular y preservar la propiedad, y ampliar la fuerza de la comunidad en la ejecución de dichas leyes y en la defensa del estado frente a injurias extranjeras. Y todo ello con la única intención de lograr el bien público”. Admito que esta trascripción me detuvo unos instantes en una imagen fugaz en la cual uno se imagina a este inglés que increíblemente le atribuyó valores morales a las cosas, sobre el oído de nuestro más cercano Juan Bautista Alberdi, dictándole lo que serán las “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”, y realmente se entienden muchas cuestiones. Entre ellas, las que no se cansan de sepultar al marxismo, pero también, nos ayuda a interpretar la actualidad y la cuestión de lo real que indiscutiblemente se da en clave liberal porque es la forma política que sustenta la burguesía bajo este sistema productivo que es el capitalismo.
Cuando Biolcatti, en el “discurso” que da en la feria anual de la sociedad rural se refiere al estado como “ese predador insaciable” está reproduciendo, seguramente de manera irreflexiva –esta clase de homínidos razonan y reflexionan muy poco, siendo como son adalides de credos genocidas y dogmas arcaicos pero a la vez vigentes y tangibles en todo ámbito cotidiano- y tomando como cosa natural y “dada” los principios de la ideología ultra liberal que embandera la cofradía de gusanos que hoy lo inviste primus inter pares. Lo mismo para la “cucaracha” de Susana Giménez, rebajar la cuestión y decir es una descerebrada no me parece lo más apropiado, porque lo que hace esta mujer cuando reclama por sus derechos, sus leyes y su estado ausente no es más que una alegoría chabacana, burda, casi blasfemante, de lo que Hobbes y principalmente Locke expresan en su obra y construcción político ideológica. Los nefastos personajes como estos son las excrecencias de este sistema de vida, no vienen en platos voladores o aparecen del Más Allá: son hijos de la propiedad privada, la individualidad y la “manito” invisible que regula la oferta y la demanda.

El pacto social.

Sin reparo alguno, no vacilo en afirmar que, en mi humilde opinión, “El Manifiesto Comunista” escrito en 1848 por Marx y Engels, quizás sea el mejor escrito político de todos los tiempos. Por su claridad y su contenido estamos en condiciones de afirmar que es una verdadera arma teórica. Cualquier albañil mientras está realizando su jornada, en algún momento de esta, se le cruza por la cabeza el hecho de bajarse del andamio, estrangular a su patrón e irse raudo a jugar con su hijo. Su situación con quien lo explota es irreconciliable bajo cualquier punto de vista; sin meternos en esta profunda cuestión que dejaremos para futuros escritos; diremos, sin más, que esto es así.
Que los más pobres realicen un pacto social con los más ricos para el bienestar común es una ilusión criminal que proviene como dijimos en el apartado anterior de una fantasía teórica liberal imposible de ser llevada a cabo de manera perdurable.
Más allá de lo que podríamos decir del Peronismo, como por ejemplo que fue un proceso político, económico, social y cultural posibilitado por un marco mundial favorable en el cual se aplicaron políticas económicas de corte keynesiano por un líder carismático con actuar bonapartista y demás cantidades de características muchísimo más profundas y también, por supuesto, discutibles, queremos dejar en claro su inviabilidad como proyecto político: no hace falta más que ver en lo que este ha decantado en la actualidad para entender sus claras características excepcionales de momento histórico. Que compañeros en su momento de auge hayan apostado a este proyecto –engendro- como la vía para llegar al socialismo yo lo respeto y admiro, jamás me referiría a ellos en forma de reproche o renegando de su accionar, pero repito, en la actualidad no podemos seguir anclados en discutir una política que en su esencia liberal no puede terminar con la pobreza ni con la explotación del hombre por el hombre.


El origen es la meta.

Seguimos y seguiremos insistiendo que el análisis serio merece como punto de partida el todo, este es la propuesta de cómo estudiar los fenómenos sociales pasados, presentes y venideros ¿Cuál es la razón por la cual venimos a sorprendernos por las atrocidades que dicen, hacen y exigen las empresas de comunicación?, ¿qué es lo que nos sorprende y desvela en que Warren Buffet, el dueño de Kraft Foods, tenga una fortuna personal estimada en 37 mil millones de dólares? ¿Esto de que si la cadena de supermercados Wall Mart fuese una economía nacional seria la número 30 del mundo? ¿Que los intelectuales sean Marcos Aguinis y Juan José Sebrelli? Bueno, y sí…es la decadencia de la humanidad este sistema de vida, ¿que esperábamos de tamaño cadáver infecto?

Jorge Eimer




P.S: esto pretendía ser una especie de conclusión a lo que escribí durante tres noches, pero dada las circunstancias en que actualmente me hallo comprometido, me reservo una continuación para más adelante. Cierro diciendo que las declaraciones del DOCTORADO Y MAGISTER EN BUROCRACIA Y PARASITISMO de Aníbal Fernández con respecto al acampe del cual acabo de llegar no hacen más que afirmar las cuestiones que traté; que la partera de la historia es la violencia, y que proviene esta de arriba de las arcas del Estado podrido. Vengo de jugar a la pelota en plena Av. 9 de julio con chicos pobres, pero pobres de verdad, para leer que de la infecta boca del mentado burócrata profesional ha sido espetada la infame calumnia de que lo que se está haciendo llevando adelante la medida del acampe es “estalinismo”, ¿cómo no sentir odio del más profundo ante tamaña irracionalidad? Me es sinceramente imposible.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

MANIFIESTO-CERTIFICADO DE DEFUNCIÓN


“(…) El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un "cross" a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y "que los eunucos bufen".
El porvenir es triunfalmente nuestro.
Nos lo hemos ganado con sudor de tinta y rechinar de dientes, frente a la "Underwood", que golpeamos con manos fatigadas, hora tras hora, hora tras hora. A veces se le caía a uno la cabeza de fatiga, pero…. Mientras escribo estas líneas pienso en mi próxima novela. Se titulará El Amor brujo y aparecerá en agosto del año 1932.Y que el futuro diga.”
Roberto Arlt


No somos progresistas. Consideramos este término un eufemismo pueril que designa, desde tiempos de Fukuyama, aquello que en épocas pasadas recibía el nombre de reformismo. Viejos, conformistas, timoratos, lo mismo da. Más aún: además de partir de la base de que progresismo denota viejos apolillados, enmohecidos, húmedos y venidos a menos (la lista sería larga; sírvase el lector, en caso de querer ver nombres propios, de seguir su periplo por la denominada “blogósfera”: encontrará progresismo y esnobismo en dosis similares; sabrán así a qué nos referimos), desde nuestro humilde lugar nos animamos a decir: el progresismo ha muerto.
Malformado, el retoño hubo de perecer joven. O no. Más bien, una vejez prematura, intrínseca a sí mismo, lo ha arrojado en brazos de científicos degenerados, que han hecho de él un Frankenstein maleable. Queremos decir con esto que hoy el “ser progre” es moneda corriente; es políticamente correcto. No queremos serlo, no nos interesa ser políticamente correctos. La derecha más recalcitrante evoca hoy en día a los pobres, los derechos humanos, etc. La disputa de sentido ha sido clausurada. Los famosos “valores en común” de una ilusoria “comunidad organizada” parecen ir tomando forma: "no se toca esto, no se toca lo otro, pero todos somos progres, derechos y humanos”…mientras barren pobres, muertos, desocupados y excluidos bajo la alfombra. Unos con el palo, otros dibujando los números. Derecha y progresismo, encarnizados contendientes, comparten los famosos valores de la democracia. Unos gritan más, otros gritan menos; por izquierda o por derecha. Marchan separados, golpean juntos…siempre en el bajo vientre. Ahí sí que las divergencias se borran. El famoso consenso aparece a la hora de invisibilizar lo que los amenaza ontológicamente: los miles que se amontonan con hambre, bronca, dignidad y decisión. Quienes poco a poco vamos organizándonos para hacer saltar por los aires el famoso vaso, que derecha y progresismo ven medio lleno o medio vacío, según el caso. Una gran y estruendosa patada en su mesa de negociaciones habrá de tirar el vasito, algún día, y se verá por qué denunciamos que esta dicotomía es falsa. Que el progresista es, por lo demás, un bello y lindo discurso. Poesía. Bella, las más de las veces. Berreta, otras tantas. En el terreno de la disputa de sentido, que es el que queremos apuntalar hoy aquí, han perdido la batalla. Si es que alguna vez la dieron.



Y no es esto último una cuestión de formas. Considerando inescindibles forma y contenido (nos avala una tradición de pensamiento en este sentido), este engendro chic, correcto, bonito y perfumado, esta famosa “izquierda de ojos claros” no podía, desde el vamos, dar la batalla. Tampoco es que se lo propusieran. Simplemente venían a emperifollar, maquillar, revocar, aggiornar, como las féminas de sus filas mediáticas lo hacen con sus osamentas, un sistema que emana azufre y devora hombres mientras reproduce dinero. Viejo, decrépito, todavía funciona, y bastante bien. Sus funciones vitales aún responden: sigue deglutiendo generaciones y cagando acumulación. Y, en el caso de nuestro país, ha sido el progresismo de nuevo cuño, este refrito de arribistas, burócratas y, lamentablemente, gente de buena fe, quien le ha puesto el respirador al viejo y deleznable capitalismo ganadero-agro exportador vernáculo.


Por todo esto, no somos ni seremos progresistas mientras nos queden ganas de vivir, mientras nuestra sangre hierva ante las injusticias que nos pegan en los tobillos –burgueses somos al fin por nuestras condiciones materiales de existencia; a nosotros nos pega en los tobillos y en el alma, a muchísimos más les arranca sin más la cabeza, les corta las piernas, les mutila el cerebro, la garganta, los genitales-. Desembozadamente nos llamamos comunistas, socialistas, marxistas, zurdos, loquitos. Sí, loquitos. Como los siete locos del brillante Roberto Arlt. De lo que se trata, entonces, y aquí viene lo jugoso, es de reconstruir esa identidad, esa subjetividad vapuleada. Intentar aportar desde todos los ámbitos en que nuestra actividad se inscriba a recuperarnos de la derrota histórica, que cumple ya treinta y tantos años en el caso argentino. Retomar el mentado “cross a la mandíbula” que nuestro introductor reclamara para su bando, que es el nuestro. Tirar piedras desde la barricada que hemos elegido, y que consideramos nos falta construir, pues no es hoy en día otra cosa más que unos cuantos trastos amontonados en una calle cualquiera, frente a un imponente carro de infantería, hijo del consenso que unos y otros, parásitos mercachifles, saltimbanquis de opereta mediática, cotorras parlamentarias, cancerberos democráticos, yerguen por delante de nuestra obra, que se parece a la de Circe por errores propios, pero también por interés ajeno. Ese interés que se celebra en bacanales de beneficencia, con el beneplácito de comensales que dan en llamarse ONG`s, iglesias, fundaciones, partidos políticos, etc. Se trata de seguir tirándoles piedras a los guardianes del orden, sí, pero de manera tal que esas piedras vengan del propio suelo que pisamos. Que sean tan fuertes los cimientos sobre los que nos paramos, que podamos darnos el lujo de arrancar considerables pedazos, revolearlos con la honda de David, y asestar los golpes de rigor a ese Goliat en terapia intensiva, barriendo de paso con el progre que enchufó el respirador artificial y se lo puso en la trompa, mirándolo de reojo pero con compasión cristiana.


Hacemos aquí alusión a los errores propios, pues de eso se trata: de corregirnos, apuntalarnos en base a la experiencia, de escupirnos a nosotros mismos cada vez que erramos una pequeña dosis del veneno que tenemos para aquellos cancerberos. De besarnos lascivamente, encontrándonos, sin olvidar que nuestro beso es venenoso, que tenemos la saliva del dragón de Komodo en nuestras glándulas salivales. Desarrollaremos así el antídoto a nuestro propio veneno, para verterlo sin más sobre las venas de los chacales.


Todas las manifestaciones culturales, políticas, artísticas, sociales, que se pasean por delante de nuestros ojos, deben ser susceptibles –debemos hacerlas susceptibles- de sucumbir ante esa soda cáustica que habita en nuestras lenguas. Apostamos a hacer, desde aquí, nuestro pequeño aporte a tan magnánima tarea. Es simplemente un complemento: por suerte nuestra vida no gira únicamente en torno a cosas tan inicuas como la computadora, la ”blogósfera” en tanto ágora de los eunucos, etc. Como bien dice el filoso sofista Feinmann, “cualquier pelotudo tiene un blog”; pues bien, seremos entonces dignos pelotudos por aportar, complementar nuestras prácticas cotidianas, inscriptas en subvertir y recuperar sentidos, significados, recuperar una identidad y una tradición genuinamente revolucionaria, para desplegarla por delante del coro de conformistas que justifican en el terreno de lo virtual lo poco que hacen en el terreno de lo realmente existente, de la lucha de clases en sentido material, en sentido amplio, cotidiano, corriente. Construir una trinchera, una barricada más, desde donde aventar las piedras que arrancaremos de nuestros propios y fuertes cimientos, contra el mentado coro y el carro de infantería, que en última instancia les cubre las espaldas. Escupiremos despiadadamente el veneno, desnudando sus miserias, incendiaremos absolutamente todo hasta que, ahogados y revolcados en su propia y pestilente mierda, esta vez sí, se vayan todos. Esa es la apuesta.